domingo, 5 de junio de 2011

Maybe tomorrow

Se despertó la princesa y su amante ya no estaba allí. Quedaba todas las noches con el que domaba a los leones para echar un rato placentero, y cuando despertaba ya no estaba, lo que hacía que su relación con su futuro príncipe no peligrara.
Quizá fuera la vergüenza de llevar ese apellido o el afan por el morbo lo que la movieran a volverse una adicta a dichos hábitos. Con esto no quiero referirme a que la princesa fuera ninfómana, sino a que la princesa le cogió gusto a eso del amor oculto.
El tiempo iba pasando, y ya había varios domadores de leones que escapaban antes del amanecer, pero, ¿era feliz la princesa? Puede que sí, el morbo de que la corona de su príncipe fuera un casco vikingo, el morbo del afan de superación entre los domadores y el morbo de ser quien era la hacían estar satisfecha. Ahora que escribo esto, quizá no fuera felicidad, quizá fuera morbo.
Pasó el tiempo, murieron los reyes y la princesa fue reina. Salieron a la luz todas las noches con domadores de leones, el problema fue creciendo y al final la decapitaron.
Quizá el cuento no os diga mucho, pero el problema de la princesa no fue no saber ser reina, sino no saber ser princesa. Quizá eso os diga más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

k bueno pedro....kon k risilla más tonta me has dejao kon ese final....si esk son toas unas putas y la kulpa es de los padres k las visten asín

Juan Jiménez dijo...

pues si, y el problema es que todas quieren ser reinas siendo putas, y asi joden su imagen de princesa