lunes, 12 de diciembre de 2011

Otra de ellas

No me acuerdo si era morena o rubia, pero era preciosa. No he despreciado pelirroja porque no lo fuera, pero como ya os he dicho, no me acuerdo.
Tenía una voz preciosa, de esas que ves en un anuncio de dentífrico doblado y te enamora.
No era cariñosa, más bien todo lo contrario, no quería acercarse a mí, decía que estaba bien con sus amigas, que yo lo único que iba a hacer con ella era ponerla encima de la cama para echarle un par de polvos y después dejarla tirada para que fueran otros polvos los que se le vinieran encima.
Era una estúpida, siempre en su intocable estado de ingravidez, siempre perfilándose, mirándome de reojo para atraerme. Era tan bonita...
Yo me acostaba cada noche pensando en ella. Quería poder llegar a verla algún domingo en mi cama con ojeras y una camiseta mía, pero no había cojones, ella no bajaba, decía que todo el cariño que me podía dar era de una forma distante, decía que no quería que la conociese, que prefería ver mi cara intuyendo lo que ella quería decirme.
Me tenía hecho un lío, llegó el punto en el que no supe pensar más que en ella, olvidé lo que tenía que hacer y un clipper a juego con sus ojos negros era lo único que me hacía falta tener a mano.
No os voy a negar que me cambiara, quizá lo imbécil que soy ahora se debe a ella o yo le debo a ella que haya despejado mi imbecilidad, no lo sé.
Ella era una idea, mi idea. Ella eran mil letras en mi cabeza. Ella era poesía, ella era música, ella era tinta de un bic que se cansó de escribir.
Quizá ahora entendais por qué ella no me quiso, no soy más que otro capullo del sitio en que vivimos, otro adolescente con un librillo de ocb escondido en la cartera, otro intento frustrado de algo diferente, otro desmerecedor de la belleza natural, otro baboso de rubias un sábado de madrugada.
Sin embargo, ahora sueño cada noche. Unas noches con poesía, otras con música, otras con letras paseándose en mis ganas de agarrarla a ella. Solo quería contaros eso, que sueño, y cada día de una manera distinta, pero que es esto lo que me hace levantarme y miraos con poesía como filtro, con letras como lluvia, con un susurro melódico que me dice: "No te vayas todavía, no hemos terminado".
Llamadme enfermo, pero he tenido que esperar a soñar para ver lo bonito de todo esto.