martes, 21 de diciembre de 2010

...y acción

Y cierro los ojos y se encienden las cámaras. Hago de mis conocidos actores por un rato, hago de mis voluntades realidades, de lo imposible una simpleza y de lo normal algo trágico. Sueño.
Hay gente que deja de lado la posible relación de estos proyectos nocturnos con la vida en sí, pero si lo pensamos mientras dormimos deberá ser por algo.
Quizá debamos despreciar sueños idiotas con aparatos para imprimir perros por Wifi, pero, ¿por qué no valorar aquellos que nos hacen despertarnos cachondos o con rabia por haber despertado, esos que te sacan la sonrisa o la lágrima?
Aprovecha si sueñas con la tía inaccesible para tocarle lo que sea, compra todo lo que puedas si te encuentras una tarjeta de crédito con el pin escrito por detrás, compón todas las canciones que salgan que alomejor al despertar recuerdas algo.
Pero aprovecha, porque al fin y al cabo, los sueños no son más que eso, una película de ficción dirigida por nuestra voluntad si es bonito o por nuestra conciencia para abrirnos los ojos y hacernos pasarlo mal con una pesadilla.