miércoles, 18 de mayo de 2011

La culpa es de los políticos, ¿no?

Y es que la felicidad no es la facilidad para reirse, sino el estar bien contigo mismo y satisfecho con el resto. Hoy me han dicho en el instituto que soy raro porque ya no me río con las bromas que llevo escuchando todo el año, porque tengo un "rollo" que no es el normal y por lo que más me ha llamado la atención, porque no me gusta la violencia.
No sé por qué, pero el desarrollo que yo he visto desde que estoy en el instituto es que cada año es más fácil ver a dos enanos poniéndose los ojos morados con los puños. Y hoy me han enseñado que eso es lo que mola; que está guay animarlos a que se hagan sangrar por echar unas risas.
Yo, llamadme ignorante, no entendía lo que estaba oyendo y he intentado hacer ver que eso no es lo normal, que lo normal es evitar esas situaciones e intentar que todo fluya sin manos de por medio, pero por lo visto no.
Uno de mis argumentos ha sido que si todo el mundo tuviera predilección a los guantazos, el mundo iría algo peor, y que apenas podríamos dar un paseo por nuestro barrio sin ver una discursión muda de palabras. La respuesta que he obtenido ha sido que la vida es así a secas.
He dicho que no es así como yo la veo y que creo que la gente cercana a mi tampoco piensa así. La última cosa que he escuchado antes de irme porque el surrealismo podía conmigo era que tanto los que están cerca de mi como yo somos los únicos que piensan así, que la violencia es algo agradable a nivel colectivo, pero que yo, influenciado por todo aquel que yo encuentro una persona normal, y esas personas normales, somos raros.
Me he pegado un buen rato dándole vueltas a la cabeza intentando buscarle los aspectos buenos a los puñetazos e intentando encontrar mi error, pero nada.
Al final he dejado que mi ignorancia o su estupidez ganen, pues explicarme era tirar razones contra una pared, pero bueno, todo sigue como antes, a las 3 menos 15 en el Virgen del Carmen un corro de gente de 17 años anima a dos chavales de 12 a darse un par de hostias antes de comer, juzgad vosotros mismos y echáos unas risas, que la culpa es de los políticos, ¿no? Yo creo que los fallos empiezan desde abajo de la pirámide.

martes, 10 de mayo de 2011

El juego de la vida. Parte 2: Argumento

Me crezco. Ya ha habido dos personas que me han dicho cómo debería ser el argumento, y encima coinciden, dicen que deberíamos elegirlo cada uno, pero siento decios que en mi juego no es tan fácil.
No sé por qué, el juego mete virus en cada ordenador en el que se instala, y son baches que nuestro avatar debe superar. Pienso que es porque vivimos en un conjunto de personas lleno de troyanos, y estos hacen que nos peguemos las hostias, pero en verdad es lo que nos enseña a jugar con soltura.
El juego es un pseudoflashback, pues el tiempo va para alante, pero nuestra evolución va para atrás. Hace años pedíamos libertad y hoy nos encerramos todos en Tuenti y Facebook echándonos fotos por el perfil bueno. Hace años luchábamos por poder darnos besos en la calle, y hoy casi le pedimos permiso a Windows para sacarle el pen a nuestra novia.
Aun así, todo depende un poco de nosotros, de nuestro conformismo, de nuestro punto de vista sobre los problemas, de lo que pensamos cuando miramos el mar, de la meta que tengamos, o de la forma de correr que llevemos sin importarnos nada la meta.
Hay cosas bonitas en el juego; está la familia, están los amigos, está el amor, están las carcajadas, pero, ¿qué queda después de eso?
Quedamos nosotros, a solas frente a un horizonte que nos rodea por todos lados, con ganas de reir o llorar, con ganas de explicarlo todo y con ganas de ser un escéptico y solo pensar en la armonía del silencio, sin nadie que te diga guapo, pero sin nadie que te diga lo poco que le gustas o que oculte lo que le gustas porque no tienes una buena imagen.
Yo creo que ya está bien. Vamos a usar el juego para ser quienes queramos. Vamos a darle a Enter cuando se nos haga una proposición indecente, vamos a darle a Alt+F4 cuando alguien mejor visto que nosotros nos toque la polla, vamos a ser los dueños de nuestro juego, vamos a jugar, vamos a vivir.

domingo, 8 de mayo de 2011

El juego de la vida. Parte 1: Recursos

Aunque solo está para PC no hay por qué preocuparse, los recursos necesarios no son demasiado complejos:
No hacen falta más que dos dedos de frente de RAM para poder jugar al juego con relativa continuidad.
La memoria que va a ocupar la eliges tú; las personas que están ahí cuando las necesitamos podemos guardarlas bien en el disco duro, y tampoco hay problemas para almacenarlas todas, pues personas así de verdad en nuestra vida no hay para llenar ni un gigabyte, pero si las hay bloquéalas que luego pueden convertirse en elementos ocultos.
El resto de personas podemos ponerlas en dos carpetas; en una meteremos aquellas que no nos producen tanto bien como los cercanos pero tampoco nos hacen mal, las que se limitan a vivir y a dejarte a ti hacerlo, el resto podemos tirarlo a la papelera.
Recursos gráficos: Aunque nos empeñemos en que la televisión se vea cada vez mejor, os recomiendo salir a la calle y mirar el transcurso de todo, en el juego de la vida todo se ve en HD y en primera persona.
El audio es a elección del consumidor, pero yo recomiendo ir siempre acompañado de una banda sonora que no te deje indiferente, una música que te haga sentir nostálgico, satisfecho, feliz o triste, excitado o reprimido, pero, lo más importante, desactiva el sonido de la hipocresía, que en este juego está muy elevado de serie y puede joderte en tus ratos lúdicos.
El argumento del juego todavía no lo pongo, lo dejo a vuestra imaginación para sorprendeos con mi manera de jugar cuando me vuelva a apetecer criticar lo que somos y la forma que tenemos de usar el joystick cada uno.