Hoy he encendido la tele y solo he visto sonrisas. Disney y Sálvame hacen de la felicidad y del amor cosas convencionales, le están poniendo una careta a todo el mundo, y nadie sabe quitársela.
Ya no sé qué creerme, hemos hecho del "nomepasanada,deverdad" un eslogan anunciando nuestros días más nublos, y es que nos da miedo ser como estamos o estar como somos, cada uno que lo enfoque a su manera.
Hoy la vida es mentira porque la mueve la educación que nos han dado y no la que deberíamos tener, porque hay vallas en las fronteras y porque nos interesa odiarnos unos a otros.
A mi me gustaría que esto lo leyera quien me tenga rabia o piense que soy un imbécil, porque quizás lleven razón, o quizás no sepan que llevan la careta de la que he hablado antes. Si por un día pudiésemos romper esas gomillas, quizás todos seríamos flowerpower; no estaríamos todo el día felices, pero lo seríamos en general porque estaríamos como somos y la empatía de los cercanos haría de los ratos malos un simple acercamiento a la realidad.
Esta teoría sin fórmula o sin hipótesis inicial es simplemente una explicación de lo que yo soy; yo tengo una careta, pero la estoy rompiendo, y solo me tapo con ella la cara cuando me da miedo el mundo que estamos creando.
domingo, 27 de marzo de 2011
sábado, 12 de marzo de 2011
Te veo después
Hablo de ello y lo oigo, cierro los ojos y lo veo, y aún se me pone la carne de gallina. Quizá sea el lazo invisible que me une a ello o la capacidad de mi cerebro de ponerme la imagen de lo vivido ahora mismo. Arrepentido y orgulloso del pasado, nostálgico del futuro, quiero vivir el presente con lo que está lejos. No es un menosprecio a la realidad, es un amor a lo que no puedo vivir todos los días.
Es un echo de menos lo que en una época es lo normal, es un inconformismo natural y unos microciclos de felicidad de otro tipo, es un ver el atardecer por el color que da el sol a esa hora y no por ver como se va el sol y pierdo otro día, eres tú, a quien no conozco y sé que me está esperando, es la mano que me va a quitar el mando de la tele y que va a pasear conmigo por los campos eliseos, es mi mal sabor de boca perdido en un cúmulo de sabores exóticos, es lo que no tengo.
Es un echo de menos lo que en una época es lo normal, es un inconformismo natural y unos microciclos de felicidad de otro tipo, es un ver el atardecer por el color que da el sol a esa hora y no por ver como se va el sol y pierdo otro día, eres tú, a quien no conozco y sé que me está esperando, es la mano que me va a quitar el mando de la tele y que va a pasear conmigo por los campos eliseos, es mi mal sabor de boca perdido en un cúmulo de sabores exóticos, es lo que no tengo.
lunes, 7 de marzo de 2011
Tutti Puttane
El miedo a hacer algo fuera de la norma, la incertidumbre de lo que me espera o el simple paso del tictac en un estado de alucinación.
Un mechero que da fuego a algo más que tabaco, que me enciende las ganas de ser feliz.
El sonido del agua que apaga mi mediocridad o el ingenuo tránsito del fracaso de mis ojos comiéndose a los tuyos.
Un cúmulo de sensaciones que se juntan a la vez que me separo de una ciudad llena de una atractiva bohemia.
La relajación comprada ilegalmente mezclada con el olor a gaviota, pero quizás nunca pase todo tan bonito como yo lo espero.
La compañía de los que hasta hoy han sido los pilares de mi casa en las nubes y de mi escape a Saturno un sábado de lluvia ayuda, por lo que me limito a realizar respiraciones de humo prefabricado en el camarote y a reirme por lo que sea.
No hay dolor más dulce que el de mandíbula después de unas carcajadas, y hoy es lo único que me incomoda, aparte de tu ignorancia o de tu autosobrevaloración, a los que ya ando algo acostumbrado.
Mientras zarpo contra viento pienso que dejarse llevar es fácil, pero sé que volverás a mirarme a los ojos y no por encima, que volverás a pensar en el algodón de mis nubes, y que al mismo tiempo que yo dejaré la combustión que acarrea mi sonrisa, tu traerás una sonrisa que acarree mi combustión.
Un mechero que da fuego a algo más que tabaco, que me enciende las ganas de ser feliz.
El sonido del agua que apaga mi mediocridad o el ingenuo tránsito del fracaso de mis ojos comiéndose a los tuyos.
Un cúmulo de sensaciones que se juntan a la vez que me separo de una ciudad llena de una atractiva bohemia.
La relajación comprada ilegalmente mezclada con el olor a gaviota, pero quizás nunca pase todo tan bonito como yo lo espero.
La compañía de los que hasta hoy han sido los pilares de mi casa en las nubes y de mi escape a Saturno un sábado de lluvia ayuda, por lo que me limito a realizar respiraciones de humo prefabricado en el camarote y a reirme por lo que sea.
No hay dolor más dulce que el de mandíbula después de unas carcajadas, y hoy es lo único que me incomoda, aparte de tu ignorancia o de tu autosobrevaloración, a los que ya ando algo acostumbrado.
Mientras zarpo contra viento pienso que dejarse llevar es fácil, pero sé que volverás a mirarme a los ojos y no por encima, que volverás a pensar en el algodón de mis nubes, y que al mismo tiempo que yo dejaré la combustión que acarrea mi sonrisa, tu traerás una sonrisa que acarree mi combustión.
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