lunes, 7 de marzo de 2011

Tutti Puttane

El miedo a hacer algo fuera de la norma, la incertidumbre de lo que me espera o el simple paso del tictac en un estado de alucinación.
Un mechero que da fuego a algo más que tabaco, que me enciende las ganas de ser feliz.
El sonido del agua que apaga mi mediocridad o el ingenuo tránsito del fracaso de mis ojos comiéndose a los tuyos.
Un cúmulo de sensaciones que se juntan a la vez que me separo de una ciudad llena de una atractiva bohemia.
La relajación comprada ilegalmente mezclada con el olor a gaviota, pero quizás nunca pase todo tan bonito como yo lo espero.
La compañía de los que hasta hoy han sido los pilares de mi casa en las nubes y de mi escape a Saturno un sábado de lluvia ayuda, por lo que me limito a realizar respiraciones de humo prefabricado en el camarote y a reirme por lo que sea.
No hay dolor más dulce que el de mandíbula después de unas carcajadas, y hoy es lo único que me incomoda, aparte de tu ignorancia o de tu autosobrevaloración, a los que ya ando algo acostumbrado.
Mientras zarpo contra viento pienso que dejarse llevar es fácil, pero sé que volverás a mirarme a los ojos y no por encima, que volverás a pensar en el algodón de mis nubes, y que al mismo tiempo que yo dejaré la combustión que acarrea mi sonrisa, tu traerás una sonrisa que acarree mi combustión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

enorme el final