lunes, 5 de julio de 2010

Ser romántico a veces no está de más.

Pocas cosas me gustan tanto como mi guitarra y tú. Lo bueno es que ninguna estáis celosa si estoy con la otra. Tú creo que lo pasas bien viéndome cantar canciones de amor más feas que su madre y la guitarra es introvertida y todavía no me ha contado lo que siente cuando estoy contigo, así que todo marcha bien.
Estilizadas, me hacéis perder cordura con vuestras curvas entre mis brazos, agarrando tus manos o su mástil, ajustándole las clavijas o abrochándote eso tan feo que llevas debajo de la camiseta.
Podría también comparar tu pelo con las cuerdas, pero no es el mismo tacto, tu pelo no me hace daño en los dedos ni las cuerdas huelen a tu colonia, aunque ambas cosas son gratificantes: de una saco de vez en cuando música y la otra saca de mi una sensación agradable que me hace estar agusto sólo con tenerla cerca.
Pero en todo ésto ganas tú, porque ya quisiera una guitarra unos ojos tan feos.
Aparte de todo lo que podría llamar físico está lo importante, las dos me hacéis sentir bien cuando no tengo un buen rato o estar mejor cuando sí lo tengo.
Pero una depende de mí, si no tengo el día no me sirve de nada tocar 50 canciones que me gusten. La otra no depende de mí, tú sabes cómo estoy en cada momento cante bien o mal y puedes hacerme sentir perfecto sin tener que mover mi lengua ni mi mano, sólo tienes que darme un beso, e intentaré sacar de ti toda la música bonita que el trozo ese de madera no sea capaz de darme, o que yo no sea capaz de sacarle.

1 comentario:

SerOnoSer dijo...

Qué cabrón, vas a dos bandas! jajajajajajaja
Muy chulo Juan, sigue así y llegarás a escrbir tan bien como yo :)
xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD