Las 9 de la mañana en una parada de autobús. Espero el 22 con el énfasis que mis ojos entornados y el frío dejan ver. Dos ancianos pasean con un paso tan ligero como todas las historias que tienen por contar permiten. Me fijo en la conversación porque van hablando de política y siempre es peculiar lo que dos abuelos con acento alpujarreño puedan opinar sobre un tema así. Uno acaba diciendo: "No somos libres de ná".
No voy a llevar esto mucho más lejos ni voy a elaborar una teoría, solo me parecía interesante compartir que gente que ha vivido la dictadura de un monotesticulado, que no ha aprendido a leer ni a escribir o que no podía besar a su pareja en la calle, piense que hoy "no somos libres de ná". Deberíamos tener vergüenza por esto y, aunque sea porque ellos un día lo hicieron, intentar cambiar las cosas, o al menos saber cómo están y dejar de creer lo que dicen por la tele.
1 comentario:
Las 19:45 de la tarde sentado en frente del ordenador. Entre estudio de la lengua y el lenguaje me pregunto que será del blog de mi querido amigo en el que la indignación le motiva a escribir. Tras leer su última entrada rápidamente la relaciono con el documental visto en la facultad sobre las maestras de la república. Y es que, al igual que tú conclusión querido amigo la mía sobre el documental fue la de cuestionarse si lo que tanta gente sufrió y pasó por intentar mejorar las cosas en este país nosotros lo estamos olvidando. Cada uno podemos aportar nuestro granito de arena y es que ya sabes lo que se dice: "Mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo"
A pesar de todo al mirar a tu alrededor la esperanza de un mundo mejor, más justo se agota. Es por esto que tú indignación me sirve de aliento para intentar cambiar nuestro mundo...
Un saludo Juanito.
Publicar un comentario